Hace unos meses, la antigua Consejería de Medio Rural, capitaneada por el entonces consejero de IU,Aurelio Martín y el presidente de UCE-Asturies, Dacio Alonso presentaban el estudio, “Opiniones y actitudes sobre los elementos ecológicos”, elaborado por UCE y fundamentado en 430 encuestas telefónicas realizadas a mayores de 16 años domiciliados en los 16 municipios más habitados de Asturies.
Este estudio sociológico arrojaba una predicción halagüeña para el producto ecológico, en forma de futuro compromiso de compra, por parte de un 80 % de los encuestados así como de futura demanda expresa del producto ecológico en el comercio asturiano por parte de un 87 % de los mismos.
Estas esperanzadoras previsiones futuras, aunque no dejan de ser meras “declaraciones de intenciones”, siempre son necesarias porque reflejan una importante sensibilidad social hacia la mejora en nuestros hábitos alimentarios. Una mejora en los hábitos alimentarios que debe de ser base para la reactivación de nuestro medio rural asturiano.
El consumo de lo ecológico, el consumo de lo sano, son premisas que deben de ir de la mano de la del consumo de lo local. Así parece que, por fín y tras muchos años, empieza a entenderlo también nuestra administración pública, enfrascada ahora en una, quizas un tanto precipitada, cruzada en defensa de la producción agroganadera de carácter ecológico.
Fomentar una producción rural de carácter ecológico y fundamentada en la recuperación de razas cárnicas y variedades hortofrutícolas locales se plantea como uno de los pocos caminos sensatos para la reactivación de nuestro medio rural asturiano. En realidad no estamos planteando ninguna novedad, pues este medio rural asturiano, tradicionalmente, siempre nos ha proporcionado lo que ahora queremos timbrar con los sellos de sano, justo, limpio, ecológico y diferenciado.
Cierto es que en las últimas décadas no hemos querido, podido ni sabido poner en valor eso que otras muchas autonomías ya quisieran para sí. Hemos mirado por encima del hombro, con menosprecio durante muchos años todo aquello que se producía en nuestras aldeas. Es más, hemos llegado a abandonar lo rural y eso ha provocado que forzosamente hayamos perdido un tren que ahora nos va a costar mucho más recuperar, sí, pero del que evidentemente tenemos potencial para ser locomotora.
Plantear el consumo de productos de calidad en tiempos de crisis puede parecer una quimera, pero nada más lejos de la realidad. Como en tantos otros conflictos de carácter global la mejor medicina para paliar estos estriba en la búsqueda de remedios de carácter local. Si nuestra hostelería y nuestro comercio demandan paulatinamente una producción local y ecológica nuestros productores podrán ir satisfaciendo tal demanda gradualmente y de manera consecuente, por lo que poco a poco conseguiremos disponer de una producción de calidad y a un precios que, no necesariamente, deberán de ser excesivos.
Entre los días 3 y 6 de Noviembre, se celebró en Madrid la 27 Edición de Biocultura, la Feria del producto ecológico y la vida saludable. Por primera vez la feria se celebraba en el IFEMA, traslado este que suponía un subir un peldaño más en lento caminar de esta, la principal feria de su estilo, en el Estado Español .
17.000 productos expuestos en 700 stands que superaron con creces las previsiones más optimistas de 80.000 visitantes totales en la feria. Productos certificados de producción ecológica centraban una muestra que se completaba con todo tipo de stands dirigidos a la ecología, la medicina natural y la vida sana.
Diez productores asturianos agrupados bajo el paraguas del COPAE (Conseyu de la Producción Ecolóxica del Principáu d`Asturies) estuvieron presentes en Biocultura. Producción hortofrutícula, mieles, quesos, mermeladas, embutidos, conservas, panes, harinas de escanda y carnes de ternera asturiana componían el grueso de la producción ecológica asturiana presentada en este certamen, con unos inmejorables resultados en lo referido tanto a ventas como a contactos comerciales establecidos.
El Estado Español en general, primer productor ecológico de Europa que comercializa a través de la exportación más del 70% de su producción parece que empieza a ser profeta en so propia tierra. El perfil del visitante de Biocultura, profesionales aparte, es el de un ciudadano/a joven que se preocupa ampliamente por su alimentación y por la de los suyos, que retorna a habitos como el de la cría de sus hijos a través del amamantamiento y que busca una alimentación saludable y variada. Muy considerable también la presencia y aceptación de productos sustitutivos de los alergénicos como la lactosa o el gluten.
Quizas sea esta una de las pocas ferias que, pese a la crisis, da la sensación de que año tras años va a seguir creciendo. El pabellón del IFEMA que albergaba el encuentro de producción y comercializáción ecológica y vida ase quedo extremadamente pequeño par un público que se acercaba a la muestra acompañado del carro de de compra, no para llenarlo de publicidad y detalles promocionales, como pasa en otras ferias; Sino para adquirir la cesta de la compra y llenar sus cestas de productos sanos, diferenciados y de muy alta calidad que habitualmente son dificiles de encontrar en los lineales de los supermercados.
Perbona entrada.
Poco a poco vamos tomando conciencia de la realidad social, que es consumir productos sanos y respetuosos con el medio ambiente. La encuesta refleja la conciencia sana y saludable de nuestros jóvenes. La calidad no tiene precio, pero el consumo cuesta y ellos por desgracia tienen poco poder adquisitivo.